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jueves, 21 de agosto de 2008

Llámale X (V)

Capítulo 5 - Una noche de cine

Al día siguiente, era domingo, estaban todos machacados de la fiesta de la noche anterior, excepto Sergio y yo, que habíamos dormido como troncos, tras una de las mejores noches de mi vida, sexualmente hablando. Sergio y yo salíamos por la puerta del piso, dispuestos a comer en la playa, cuando se levantó Luís y dijo que se venía a comer con nosotros. Preparamos unos bocadillos más y salimos.
Al llegar, me sentí extraña teniendo a Luís y a Sergio juntos, sobre todo después de todo lo que había pasado el día anterior. Me levanté a darme un baño antes de comer, Luís vino también, pero Sergio se quedó en las toallas.

- Marta, perdona por lo del otro día. No quiero que estemos así, sin hablarnos.
- No pasa nada, ya lo tengo olvidado.
- Mentira, que sigues sin dirigirme la palabra.
- Es que me da un poco de corte, no sé como reaccionar todavía.
- Pero si no pasó nada, mujer. Fue un juego.
- Ya lo sé, pero me tocaste las tetas, ¡¡¡mis tetas!!!
- No volveré a hacerlo.
- Eso ya te lo digo yo.
- ¿Podemos seguir siendo amigos?
- Por mí está todo olvidado. No voy a dejar que esto afecte al grupo.

Estábamos nadando, y con el mar de fondo, nos alejamos un poco de la orilla. Siempre había poca gente en la playa a la hora de la comida, pero estábamos bastante lejos, porque apenas veíamos a Sergio en las toallas. De todos modos, todavía hacíamos pie. Luís se acercó y me dio un cachete cariñoso en el culo.

- ¿Ya estamos otra vez? -le pregunté visiblemente enfadada.
- Creí que habíamos quedado en que todo sería como antes, sin malos rollos y con cachetes en el culo.
- Es que todavía está todo muy reciente.

Luís me cogió la mano y se la acercó a su culo.

- ¿Lo ves?, no pasa nada, tontina.
- Si ya, pero...
- Pero nada.

En esto me seguía sujetando la mano en su culo. Era un culo pequeño pero estaba bien duro.

- Apriétalo, sin miedo.
- No está mal... -le dije apretando un poquito y sonriendo.

Me agarró la mano y me la puso en su paquete. Yo intenté retirarla, pero él era más fuerte que yo. La cogió con fuerza, pero sin hacerme daño, y me puso la mano sobre su polla de tal forma que no me dejaba quitarla.

- Tócamela, Marta.
- Esto está yendo muy lejos, Luís...
- TOCA, es la única forma de arreglar esto.

Lo dijo como intentando convencerme. Otra vez apreté un poco y la noté a través del bañador. No quería seguir con aquello. Aunque no hubiera tenido novio, todavía estaba Sofía, y ella era mi mejor amiga...

- Venga, vale ya, por favor. -dije.

Salimos del agua y comimos los tres juntos con tranquilidad y conversando sobre tonterías para pasar el rato. No pasó nada más...

...hasta el jueves por la noche.

Ese jueves salimos todos al "cine" del pueblo, el típico cine donde ponen películas que hace años que están en DVD. En la entrada, pasó lo de siempre, división de opiniones.

Carlos y Sergio querían ver una de acción y Luís y yo queríamos ver "Lucía y el sexo". Sergio ya la había visto con unos compañeros de clase y Mónica y Carlos también. Sofía iba a entrar con nosotros pero se quedaba sola Mónica, así que decidieron ver "Gente pez".

Yo estaba acostumbrada a ir sola al cine con Luís, porque, el verano pasado, Sofía estuvo trabajando en unos cines en Santiago y, a veces, íbamos a buscarla. Como siempre salía a las mil, nos colaba en una sesión golfa para hacer tiempo hasta que ella terminase.

Entramos en la sala Luís y yo, pero esta vez había algo distinto. Recuerdo que no había mucha gente, dos o tres parejas desperdigadas por la sala.

- Otra vez solos... -dijo Luís.
- Ya... ¡vaya coincidencia!

Empezó la película. No soy crítica de cine, pero la verdad es que nos defraudó bastante. A media película, Luís me pasó el brazo por los hombros. No le dije nada, la verdad es que no le di importancia. Todo volvía a ser como antes, ¿no?
La película no era gran cosa, pero alguna escena que otra no estaba nada mal. Sobre todo las escenas de sexo.
Me empezó a acariciar la cara, le dejé hacer, era un simple gesto de amigo. Me puso una mano en la pierna, aquello empezaba a ser mucho y se la retiré.

- Quieeeeto.

Los protagonistas empezaban a follar en la pantalla y yo me empecé a calentar. A los cinco minutos, Luís volvió a poner su mano en mi muslo y empezó a deslizarla suavemente. Con el dedo índice de la otra mano, empezó a acariciarme la barbilla, luego los labios, luego la nariz, todo muy suave. Otra vez lo posó en mis labios. Yo le besé la punta del dedo, lo introdujo un poco en la boca, tocó mi lengua, lo volvió a sacar, me estaba poniendo muchísimo. En eso apareció la mejor escena de la película para mi gusto. Aquella en la que la niñera, una chica joven, le cuenta al protagonista que su madre era actriz porno, y que ella, para excitarse, veía sus películas y se masturbaba en el sofá imitando las posturas de su madre. Esa escena de la madre chupando una polla en la tele y ella a 4 patas en el sofá chupando un consolador de goma, luego cabalgando sobre él y el novio de la madre viéndolo todo...

Aquello fue mucho para los dos, Luís subió su mano derecha y me la puso en una teta. Empezó a apretar como él sabía. Con su mano izquierda, volvió a meterme el dedo en la boca. Yo se lo besé. Lo introdujo más y más. Ya lo había metido entero y lo movía dentro. Yo se lo chupaba. Madre mía, no pude evitar pensar que estaba chupando su polla. Aquella polla grande y morena que me había hecho tocar bajo el agua.

Ya no era consciente de lo que pasaba, no podía controlarme. Se me habían desatado los infiernos. Mis bragas negras estaban caladas.

Luís metió sus manos dentro de mi camisa de cuadros y me tocó las tetas. Ni siquiera se molestó en desabrocharla. Con aquél sofocón, no pude evitar el soltar un leve gemido, lo cual hizo que Luís no sólo no parase, por miedo a ser descubiertos, ¡sino que insistió!

Dios... Tenía los pezones duros. Sin casi darme cuenta, cogió mi mano y se la puso en el paquete. La tenía durísima, pero esta vez no aparté la mano. ¿Realmente deseaba que pasara aquello?
El novio de mi mejor amiga se desabrochó la bragueta y me puso la mano sobre los calzoncillos, una descarga eléctrica me recorrió la espalda, ¡¡¡estaba temblando!!!
Me volvió a meter la mano por dentro de la camisa y el dedo en la boca. Yo se la acaricié despacio, todavía por encima del slip. La tenía realmente dura.
Suavemente, metí la mano en su ropa interior y se la agarré.

¡¡Tenía la polla dura de Luís en la mano!!

Los dos seguimos viendo la película sin parar de tocarnos. Bueno, mirando la pantalla. Me desabrochó el botón de mis vaqueros y, sin cortarse un pelo, deslizo la mano que había tenido en mi boca hacia mi coñito afeitado. Lo tocaba despacio con sus dedos humedecidos por mis jugos. Parecía como si estuviese tocando el piano. Do-Re-Mí... que gloriosa melodía. Se debió de dar cuenta de que aquello me estaba gustando y bajó un poquito más la mano y llegó a la entrada. Estaba empapada. Yo, mientras, se la meneaba muy despacio, no era plan de dejar aquello olvidado. Nos miramos un segundo a los ojos.

- "No puedo creer que esté haciendo esto contigo". -pensé.

Luego volvimos a mirar a la pantalla. Él, como si tal cosa, subió a mi botoncito. ¡No podía más! La imagen de su polla en mi mano hacía que me calentara más todavía. Era la primera que tocaba aparte de la de Sergio. Mi respiración aceleraba por momentos.

- Levanta tu culo un segundo. -ordenó.

Pegó un tirón y me bajó los pantalones y las bragas hasta las rodillas. Ahora que lo pienso, estaba desnuda en un sitio público. Menos mal que en aquella sala no había casi nadie, porque nuestro show empezaba a ser más interesante que la peli.

- Marta, ¿me la chupas un poco? -espetó.
- Ni de coña, eso es mucho. -respondí agitada.
- Vamos, sólo un poco, sólo la puntita. Quiero ver como me la chupas.

Dudé qué hacer. Ante mi no-respuesta, Luís me sujetó por mi rubia coleta y empezó a llevarme la cabeza hacia su polla.

- Sólo la puntita, ¿eh? -dije girándome hacia él, cuando ya estaba a escasos 10 cm. de su polla.

Saqué mi lengua y le repasé la puntita despacio, sin metérmela en la boca. Mmmm... Aquella polla estaba realmente deliciosa. Un poco salada y húmeda. Casi me apetecía ya más a mi chupársela que a él...

¿Qué estaba haciendo? Había perdido el control.

Me acomodé un poco para realizar la acometida y me la metí hasta la mitad, sin miramientos. Él ahogó su gemido con la mano. Jugué con mi lengua sobre su capullo, ya dentro de mi boca.

Luís mientras me acariciaba la espalda. La fue bajando hasta mi culo desnudo, buscando el tesoro de mi entrepierna. Desde allí acarició la entrada de mi coño. Con la impresión cerré durante un instante las piernas, aprisionándole la mano. Estuve a punto de correrme. Me acariciaba el culo con la palma al mismo tiempo que jugaba con su dedo en mi pequeño agujerito. Comprobé en mis carnes que Luís realmente sabía lo que hacía, Sofía no había mentido.

Yo seguía chupándosela de arriba a abajo. Me la sacaba y me la metía en la boca. Estaba descubriendo que el poder de la imaginación podía hacerme sentir placer mientras chupaba aquel rabo. Lo hacía sin mano, con ella. Estaba a puntito. Me encanta que mi novio me la meta hasta el fondo cuando me voy a correr. Me gusta sentirlo dentro de mí mientras me retuerzo de placer.

En esto noté que me ve venía. Como si de mi coño se tratase, me metí la polla entera en la boca, me rozó la garganta. Empecé a gemir como una loca con su deliciosa polla en mi boquita. Luís sabía que estaba estallando y, de repente, ¡¡¡me introdujo el dedo pulgar de golpe en el culo!!!

- ¡¡¡¡¡¡Mmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!

Sentí como nos tensamos los dos. ¡¡¡NOS CORRIMOS A LA VEZ Y ÉL LO HIZO EN MI BOCA!!!

- SIIIIIIIIIII, MARTA, ME CORRO EN TU BOCA, ¡ME CORRO!

Mientras me corría, Luís no dejo de acariciarme el clítoris con su dedo corazón sin sacar su dedo pulgar de mi culo. Fue magistral. La mejor corrida de mi vida sin llegar a ser penetrada. Bueno, al menos por el coñito.

Todo mi cuerpo se estremeció y su dedo gordo quedó prisionero en mi culo. Cerré los ojos jadeando, mientras notaba como Luís se vaciaba en mi boca. Me corrí patas abajo. Mi coño parecía un grifo abierto.

Notar su explosión en mi boca fue muy fuerte. Era la primera vez que lo hacían. Y ni era mi novio, ni me había pedido permiso. Un disparo, dos, tres, cuatro. ¡¡¡Qué impresión!!!

Tenía la boca llena de semen, no me creía que pudiera haberlo aguantado. Ni era tan asqueroso, ni estaba tan mal. Era un poco amargo, con un regusto salado. He de decir que esta primera impresión no me dejó un mal sabor de boca.
Necesitaba respirar, me faltaba el aire. Sin darme cuenta, me tragué el semen que pude, el resto lo escupí. Me levanté de su polla todavía jadeando. Él logro recuperar su dedo y sacó la mano de mi coño.

Le di una torta, no sé muy bien por qué. Me atusé un poco el pelo, me subí mis braguitas y mi pantalón de las rodillas y salí corriendo hacia el baño. El resto del grupo no podía verme con aquellas pintas.

Entré a la sala otra vez, ya arreglada. Cuando llegué al sitio, Luís estaba con una cara de satisfacción tremenda. ¡¡¡Todavía no se había guardado la polla!!! Estaba viendo la película como si nada, con su falo recostado en su vientre. Yo me senté en mi butaca y esperamos al final de la película.

Los demás no notaron nada. Dijimos que la película había estado muy floja, que mejor haberse quedado en casa. Antes de besar a Sergio, me comí unos cuantos caramelos de menta para quitarme el sabor salado del esperma de la boca.

En el camino a casa, entre risas, Luís se me quedó mirando y me guiñó un ojo. Yo simplemente sonreí.

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