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martes, 2 de septiembre de 2008

Llámale X (VI)

Capítulo 6 - Sacatún que pen que summum que tun


¿Qué me está pasando? Estoy segura de que quiero a Sergio, pero ¿y Luís? ¿Qué siento hacia él?


Mi relación con quien había sido mi mejor amigo desde la infancia, ¿se había ido al garete o había mejorado? Por un lado, sentirme deseada es algo que me encanta, pero por el otro no quiero herir a mi novio. Él no soportaría enterarse de la historia del cine.


¿Y Sofía? ¿Qué iba a pasar con ella? Y si un día me cuenta un detalle íntimo sobre Luís, ¿qué le voy a decir?


El piso de la playa se hacía muy pequeño para mí. Luís ya no era el de antes, sus cachetitos ya no eran inocentes y juguetones. Ahora aprovechaba cualquier momento a solas en la casa para meterme mano sin pudor. Yo me resistía al principio para que desistiera, pero en el fondo me gustaba tenerle cerca. Si nos quedábamos a solas después de comer, no dudaba en acariciarme por todo el cuerpo. Sabía como ponerme a tope. Yo le suplicaba que no lo hiciera, por el bien de todos, pero el riesgo a ser cazados lo hacía todavía más excitante. A él le gustaba jugar… y a mí también.


Luís sabía que me tenía pillada, que tenía que mantener la boca cerrada. Si alguien se enteraba, se fastidiarían las vacaciones, el grupo y toda mi vida. ¿Qué importaba si jugueteábamos a escondidas? Él quería a Sofía, yo a Sergio… Sólo era sexo.


Por suerte el mes llegaba a su fin y mis padres comenzaban las vacaciones, así que tuvimos que volver a Santiago. Los días de desfase habían terminado. ¿O no…?


Con mis padres en Sanxenxo, Mónica y yo nos quedamos solas en nuestra casa y Carlos se dejaba caer por las tardes para ir a la piscina de la urbanización con mi hermana, y solía quedarse a dormir.


Los fines de semana, Mónica trabajaba de azafata de una bebida de ron dominicano en las discotecas de Santiago. Ya sabéis, esas chicas en bikini detrás de un stand repartiendo merchandising, que te dan regalitos cuando te tomas una copa de su marca. Siempre traía llaveros, camisetas, linternas y demás parafernalia publicitaria.


El primer viernes de Agosto ocurrió algo que no olvidaré nunca. Sergio se había ido con sus padres a una regata a Portosín y Mónica tenía que irse a trabajar. Para que no me quedara sola, Carlos se ofreció a pasar la noche en casa.


Carlos era y es muy fuerte, su presencia me tranquilizaba bastante y agradecí que se quedara a dormir, no fuera a ser que esa noche ocurriese algo inesperado. Y ocurrió… vaya si ocurrió…


A eso de las doce de la noche, poco después de que mi hermana se marchase, alguien llamó a la puerta.


- ¡Ya voy yo! -se ofreció


Abrió la puerta y de la oscuridad aparecieron dos siluetas.


- ¡Qué pasa chavalote! -apareció Luís

- ¡Hola! -saludó Sofía


Al parecer, Carlos los había invitado a ver una película con nosotros y, para hacerlo más ameno, Luís se había traído unas botellas de buen vino y una bolsita de maría.

La noche iba bastante bien. Risas, chistes, una copita por aquí, otra copita por allá. Mientras Luís liaba unos porritos, Carlos puso la peli que echaban en Canal+ por el satélite. La verdad es que entre las copas y el ambientillo que ponía la maría, poco caso le hicimos a la tele y seguimos de cháchara recordando hechos de cuando aún estábamos en el Colegio.


Sin darnos cuenta la peli se había terminado y había empezado una porno.


- Jejejeje, ahora empieza lo bueno. -rió Carlos. Luis sonrió.

- Mira que sois salidos… Quita eso, anda. ¿No ves que a Sofía le molesta?

- Por mi no pasa nada, -dijo Sofía dándole un trago a su copa de vino- Vamos a verla un rato, que creo que esta noche nadie nos va a decir nada.


No era la primera vez que veía una peli porno, pero tal y como estaba el ambiente entre Luis y yo no me parecía lo mas apropiado. Fui a la cocina a llamar a Sergio, pero tenía el móvil apagado. Debía de estar durmiendo. Cuando volví al salón estaban los tres recostados en el sofá de tres piezas. En la pantalla, una francesita de unos 18 añitos, rubia y de coletas, estaba siendo follada por su primo, mientras ésta se la chupaba a su novio, cómodamente sentado en un sofá. Desde mi posición en la puerta de la cocina, pude ver como a la chica se le corrían los dos simultáneamente en la cara a la vez que con su lengua acariciaba el glande de uno de los actores.


- Hay que ver cómo la han puesto… -dijo Luis

- Vaya pedazo de puta. -dijo Sofía.

- ¿Qué pasa? ¿Es que Luis nunca se te ha corrido encima? -dijo Carlos.

- …


Sofía no llegó a contestar, porque mientras decían esto, apareció un actor con una polla enorme, realmente grande.


- Eso es una polla, y no lo vuestro -espetó Sofía acalorada por el comentario previo.

- Pues Carlos no tiene nada que envidiarle a ese… -dejó caer Luís.

- ¿Ah sí? -preguntó Sofía, interesándose por el tamaño del miembro de Carlos.

- Hombre, Luís, tampoco es para tanto…

- ¿Cómo que no es para tanto? Anda, enséñasela a las chicas.

- Oye, oye, más despacio. Si quieres ver una polla mira la tele. -dije yo.

- Por mí que no se corte… -dijo Sofía entre risas

- Venga, hombre, sácala, ahora no me dejes quedar mal… -dijo Luis

- Es que... -dijo Carlos, señalándome con la mirada.

- Si es por Marta, créeme que a ella no le importa… -dijo Sofía


Sofía sabía que yo ya le había visto el cipote a Carlos mientras se follaba a Mónica, el día que los cazamos al volver de salir de marcha.


- Serás… A mí me da igual, él verá lo que se hace... -le contesté.

- Bueno, bueno, si me lo pedís así…


Mientras decía esto, Carlos se bajó los vaqueros y los calzoncillos y se sentó sobándose la polla con la mano, para que acabara de ponerse tiesa del todo. La tenía enorme y dura. Más de lo que yo recordaba.


Yo no podía creer lo que allí estaba pasando. El alcohol y la maría no ayudaban precisamente, y la cosa fue a más. Luis se levantó del sofá y sentó a Sofía al lado de Carlos.


- Mírala bien, ¿que decías?

- Si que es grande, si…

- Si quieres puedes tocarla -ofreció Carlos.

- ¿Puedo? -preguntó Sofía a Luis.


Luís, conocedor de todo lo que habíamos hecho en Sanxenxo, miró hacia mí y preguntó:


- ¿Tú qué dices Marta? ¿Le dejo o no?

- Ay, a mí no me preguntes, haced lo que queráis…


La escena me sobrepasaba, por supuesto que quería ver cómo se la tocaba, aquello era morboso, estaban realmente pasados de vueltas y yo estaba caliente de verdad.


Carlos se la estaba sobando ante la atenta mirada de Sofía. Luís se sentó en el sofá pequeño y desabrochándose el pantalón, aceptó:


- Venga, tócasela si quieres.

- Esto no me lo pierdo… -dije yo, sentándome en el reposabrazos del sofá al lado de Carlos.


Sofía estiró la mano y le agarró la polla con suavidad.


- Mmmm… Está dura y caliente -afirmó.

- Muévela un poquito… -pidió Carlos visiblemente excitado.

- Joder, qué listo… -dijo Sofía, mientras empezaba a meneársela despacio.

- Vaya con mi novia -dijo Luis introduciéndose la mano en el pantalón.


Supongo que, conociendo a Luís, aquella mezcla de excitación y celos le puso a mil. Tanto que él también se la sacó y empezó a meneársela allí, delante de todos.

Sofía le miró y no sólo no paró, sino que empezó a masturbar con algo más de intensidad a Carlos sin dejar de mirar cómo Luís se la cascaba. Yo estaba acaloradísima. Se notaba que a Sofía le estaba gustando sentir la enorme polla de Carlos en su mano y ver cómo su novio disfrutaba con la escena.

La mano de Sofía bajaba y subía agarrando las pieles de aquel enorme falo. Carlos cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás. Estaba gozando del momento. Yo ya hacía rato que tenía ganas de marcha. Tenía la polla de Carlos totalmente empalmada a medio metro de mí y, detrás de Sofía, a Luís meneándosela mientras nos miraba a los tres.


Volví un instante mi vista hacia la televisión y comprobé que lo que estaba presenciando allí en directo era bastante mejor que aquella película francesa. Ante mi distracción, Sofía me agarró la mano y me la colocó ¡¡¡encima de la polla de Carlos!!!


Un escalofrío recorrió mi espalda


- Marta, ¿a que nunca has tocado una polla como ésta? -preguntó mi amiga.


Estaba bastante excitada, pero aquello sobrepasaba nuevamente los límites, era el novio de mi hermana. Retiré mi mano como si el pene de Carlos quemase.


- ¿Que creéis, que es esto un juguete? -preguntó Carlos sonriendo.


Sofía se la agarró de nuevo y se la empezó a menear otra vez, lentamente.


- Por supuesto que no, estas cosas hay que tratarlas con mimo… -dijo Sofía.


Mientras Luis seguía emocionado viendo toda la escena:


- Anda, Sofía, cáscasela como tú sabes. -ordenó Luis.

- ¿Así, cariño? -dijo Sofía, mientras aceleraba el ritmo de la masturbación.

- Mmm… Sí, así, corazón, como si me lo hicieses a mí.


A Carlos le empezó a brotar un liquidillo transparente de la punta del capullo. Con una mano, Sofía le acariciaba el pecho a Carlos, y con la otra le acariciaba muy lentamente la polla.


Ante la sorpresa de todos, Luis se levanta y se planta delante de mí con la polla tiesa y dice:


- Toma Marta, toca esta si quieres, que no quiero que te aburras.


Yo no daba crédito a lo que ocurría. Mi mejor amiga haciéndole una paja al novio de mi hermana, y su novio me pedía que se la tocara allí delante de ella. La tentación era muy fuerte. Sofía me miró sonriendo, sin dejar de pajear a Carlos.


- Vamos, tócasela, que no muerde… -indicó.

- Es que… Esto me parece muy fuerte…-traté de reprimirme en contra de mi propia voluntad.

- Es que nada. Si él me deja que se la toque a Carlos, yo te dejo que se la toques a él. -contestó Sofía.


Estiré mi mano derecha tímidamente y empecé a masturbarlo despacio mientras él seguía de pie. Luís me tomó del brazo y me sentó junto a él en el otro sofá para que los dos pudiésemos seguir viendo la escena mientras yo se la cascaba. Ni corto ni perezoso, Luís extendió su mano y empezó a acariciarme las tetas por encima de la camiseta. Sofía se dio cuenta de que Luis empezó a sobarme y no dudó en reaccionar ante el atrevimiento de su novio.


- Sigue, Sofía, ¡qué bien lo haces, joder! -exclamó Luís.

- ¿Ah, sí? Pues a ver qué te parece esto…


Sin mediar más palabra, Sofía se agacha y empieza a chuparle la polla a Carlos. Luis miró la escena, como si de una película X se tratase, y me sonrió.


Era muy excitante ver a Sofía chupando ese pollón una y otra vez a escasos metros de su propio novio. Carlos se retorcía de placer en el sofá. Sin comerlo ni beberlo, pasó que le tocaran la polla por simple curiosidad, a que una tía muy atractiva, con su novio presente (con el morbo que eso tiene que dar), se la comiese de una manera espectacular.


Aquello empezó a salirse de madre y Carlos agarró a Sofía por el pelo y empezó a introducirle y a sacarle la mitad de la polla en la boca.


De repente, Luis metió la mano por dentro de mi camiseta y de un tirón me quitó camiseta y sujetador, dejando mis hermosos senos a la vista de todos.


- ¡Mira Carlos, que tetazas tiene tu cuñada! ¿A que son unas tetas de impresión? -gritó Luis.


Mientras lo decía me las amasaba ante la atenta mirada de la otra pareja. El calentón era máximo, tenía los pezones como puntas de lanza. Luis me levantó de mi asiento y comenzó a frotarme el culo con su paquete sin dejar de sobar mis tetazas. Con toda aquella excitación, no noté como echándose hacia delante me desabrochó el pantalón con una sola mano. Paró un instante de sobarme y me lo bajó junto con mis bragas y ¡¡¡empezó a chuparme el culo!!!


Nunca me lo habían hecho, pero si llego a saber lo placentero que es, se lo hubiera pedido a Sergio mucho antes.


El muy cabrón empezó a meterme la lengua en el culo mientras yo me retorcía de placer. Era maravilloso, ver como la polla de Carlos entraba a través de la boca de Sofía y se metía en mi culo en forma de lengua.


Sofía, se giró un poco sin dejar de chupar, me sonrió y me guiñó un ojo. Supe que algo se cocía en su mente calenturienta. Dejó de chupar, se incorporó y se subió la mini falda dejando al aire su coñito afeitado, pues no llevaba ropa interior.

Se sentó encima de Carlos y colocó su verga entre sus piernas, quedando por delante de su coñito. Empezó a mojarle la polla con sus húmedos labios ante la mirada atónita de Luis, que había dejado de chuparme el culo al ver levantarse a su novia e intuir lo que iba a hacer.


- ¿Pero qué haces? ¿Te lo vas a follar?

- Lo siento Luis, pero estoy empapada. Después de tanto chupar, a mi coñito le ha entrado el hambre, y quiero notar esta polla dura dentro de mí…

- Yo, Luis... -musitó Carlos.

- Tú nada… Si mi niña quiere follar, ¡te la follas!


Ante la orden de su amigo, Carlos colocó la polla en la entrada de Sofía, al tiempo que esta se levantaba un poco para que entrase mejor. De un golpe, Sofía se dejó caer lentamente sobre la polla de Carlos ante nuestra atenta mirada. Entró entera, suave como un cuchillo entra en la margarina.


- ¡AHHH! ¡Qué gusto! -gimió Sofía.

- Venga, empieza a moverte, para que estos dos vean como me follas… -imploró Carlos.


Sofía se movía de maravilla, Carlos la sujetaba de los cachetes de su gran culo y la ayudaba a cabalgar sobre su polla. Ella apoyó su cabeza en su pecho y mirando hacia nosotros mientras montaba dijo:


- Poneros a follar, que yo también quiero ver como folla mi novio.


Luis me tumbó sobre el sofá, me abrió de piernas y me colocó la polla en el coño y me preguntó:


- ¿Quieres que te folle?

- Sí, por favor…

- Dímelo más alto, que te oigan Carlos y Sofía

- Sí, fóllame, quiero que Luis me folle. ¡Venga, métemela ya!

- Dios, cómo me ponen esas tetas de puta que tienes…

- ¡Siiiiii, fóllame, fóllame como a una puta! -grité.


Me la metió entera de golpe, pude notar como su capullo tocaba en el fondo. Mi coño empezó a chorrear, y me empezaron a temblar las piernas.


- La muy puta, se va a correr antes que yo… ¿Te vas a correr con sólo metértela? De eso nada, te voy a follar bien follada.


Luís se movía con violencia encima de mí, pero no me hacía daño, al contrario, me producía un enorme placer. Sus huevos rebotaban en mi coño. Aquello me estaba encantando, cuando, de pronto, Carlos empezó a correrse mientras Sofía jadeaba como una loca.


- ¡Me corro, me corro…! -anunció Carlos.

- ¡Yo también, córrete conmigo! -suplicó Sofía.


Luis paró un momento de follarme, los dos miramos. Sofía cabalgaba con brutalidad sobre la polla de Carlos. Tenía que estar haciéndose daño. Sofía cerró las piernas en clara señal de que le sobrevenía el orgasmo. Los dos dejaron de respirar por un instante y Sofía empezó a gemir:


- ¡Sí, échamela toda en el coño!

- Tómala, toda tuya. ¡¡¡AHHH!!!


Se estuvieron corriendo durante 15 segundos por lo menos. Cuando Sofía recuperó las fuerzas, sacó de su entrepierna la polla de Carlos y se acarició el clítoris con su capullo todavía hinchado. Se deslizó hacia el suelo y se sentó a los pies de Carlos. Abrió sus piernas hacia nosotros y empezó a tocarse.


- Ahora te toca a ti Luis. -dijo mientras se acariciaba el clítoris con la punta de sus dedos.


La leche de Carlos brotaba levemente de su coñito a la vez que se tocaba. Luís volvió a empujar dentro de mí. Intenté disfrutarlo, pero sabía que en el fondo se estaba imaginando con Sofía. En cinco o seis acometidas, Luís se tensó y vertió su semen dentro de mí. Ver como Carlos se corría dentro de su novia le había dejado a punto.


- ¡¡¡Sí, me corro en tu coño Marta, me corro!!!


Yo lo agarré por el culo y provoqué que me la clavara hasta el fondo para notar su leche bien adentro. Pude notar perfectamente como se me llenaba el coño de semen.


- ¡¡¡Sí, lléname el coño con tu leche, cabrón!!!


Estaba muy caliente, pero todavía no me había corrido. Luís se salió de dentro de mí y se fue al suelo a besarse con Sofía. Me había dejado completamente calada, el coño me ardía y necesitaba una manguera que apagara mi fuego interior. La leche de Luís se me escurría hacia el culo, pero necesitaba esa polla otra vez dentro. Iba a quedarme con el mayor calentón de mi vida.


Por suerte, la película porno no había terminado, y empecé a masturbarme con la leche todavía dentro de mí. Tenía las tetas duras, me ardían hasta los pezones. Con mi mano no bastaba.


- Mira ésta, -dijo Carlos.- todavía tiene ganas de marcha.

- Es que la he dejado a medias. -dijo Luis.

- Acaba de follártela. -ordenó Carlos.

- ¡¡¡Sí, hombre!!! ¡¡¡Otra vez!!! -dijo Sofía oponiéndose a esa idea.


Parecía que a Sofía se le había bajado el calentón de golpe. Claro, como ella SÍ se había corrido…


- Las novias mandan… -se excusó Luis.- Fóllatela tú…

- ¿Estás loco? ¿Cómo me voy a follar a la hermana de mi novia?

- Pues creo que de la misma forma que te has follado a la mía. Metiéndosela en el coño.


Se estaban rifando quien me iba a follar. Yo seguía masturbándome, intentando correrme. Necesitaba acabar con aquella agonía.


- Venga, fóllatela. ¿No ves que está a puntito? -dijo Sofía riéndose.

- Fóllatela, que tú te la puedes cascar hasta tres veces seguidas. -dijo Luís.


Yo seguía oyendo la discusión, estaba a puntito de correrme. Me metí 3 dedos hasta el fondo del coño.


- ¿No quieres que te folle? - me preguntó Sofía.

- …


Sólo de pensar en aquella polla taladrándome, se me derretía el coño de gusto. Sofía se levantó del suelo y empezó a meneársela otra vez a Carlos, muy lentamente, sólo para provocarme.


- ¿Seguro que no quieres ésta? Está dura y caliente otra vez… -dijo Sofía.

- Chúpasela otra vez Sofía, ya verás como esta putita se dispara. -dijo Luis.


Sofía le empezó a chupar la punta mientras se la seguía meneando. Carlos no veía ya a la hermana de su novia, veía a una putita de 23 años totalmente desnuda, con unas tetas impresionantes, que suplicaba por una polla que terminase con su agonía.


Carlos se levantó y se dirigió hacia mí.


- ¡¡¡Se la va a meter, se la va a meter!!! -chilló Luis.


Carlos se recostó sobre mí, me colocó su polla tiesa justo a la entrada del coño. Me miró fijamente a los ojos, pero no se atrevía.


- ¡¡¡MÉTEMELA!!! -le grité agarrando su duro culo con mis manos.


No era momento para dudar. De un golpe me la metí y creedme que entró hasta el fondo. Se me nubló la vista, perdí hasta el conocimiento del gusto. Había muerto y estaba en el cielo. Aquella polla majestuosa, larga y dura, se movía en mi coño como los ángeles. En pocos segundos me corrí chillando como una loca:


- ¡¡¡SIII, ME CORRO, ME CORRO!!!


Carlos no se había corrido y seguía empujando como un toro. De pronto, me vino otro orgasmo, y otro, y otro.


- ¡¡¡AHHH, AHHH, MÁS!!! -gritaba mientras me corría.


Con el quinto orgasmo, mi coñito dijo basta.


- Para, para, me duele… -supliqué

- Yo aún no me he corrido… -dijo Carlos totalmente excitado.

- ¿Y que quieres que haga? -pregunte sonriendo, pues ya conocía la respuesta.

- Chúpamela, quiero correrme en tu boca. -ordenó.


No lo dudé ni un momento. Con Carlos allí sentado en el sofá, agarré su maravillosa polla, que segundos antes me había brindado cinco orgasmos seguidos y, poniéndome de rodillas en el suelo, me la metí en la boca. Primero chupé con fuerza su gigantesco capullo para luego comenzar a introducirme su miembro muy despacito, hasta que no pude más. Comencé a chupársela despacito, poco a poco, para que disfrutara del momento. Arriba, abajo, arriba, abajo, arriba, abajo… Carlos empezó a temblar.


Noté en mi mano como el semen subía por dentro de su polla y supe que había llegado el momento de recibir todo su semen en mi boca, así que no dejé de chupársela mientras se corría.


Allí, delante de su mejor amigo y de la novia de éste, dejé que Carlos me llenara la boca con su rica leche. Cuando terminó de correrse le miré a los ojos, sabía que quería algo más. Abrí la boca y jugueteé con mi lengua y aquel delicioso néctar. Carlos sonrió. Yo cerré la boca y me lo tragué todo, en agradecimiento por su polvo, fue sensacional.

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