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lunes, 4 de agosto de 2008

Llámale X (III y IV)

Esta semana os traigo una doble entrega de Llámale X. Posiblemente parezca un poco largo, pero individualmente resultaban un poco cortos y no quiero dejar a nadie a medias.


A disfrutarlo con salud.


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Capítulo 3 - Cuando calienta el sol, aquí en la playa...


Por las mañanas nos íbamos a la playa a tomar el sol. Nosotras con unos sugerentes bikinis, que pondrían cachondo a todos los chicos que pasasen por la orilla.

Mónica llevaba uno negro, tenía un cuerpo perfecto, se notaba por qué era modelo. Sofía uno azul, pero el mejor era el mío, uno rojo pasión. Me quedaba perfecto, mis tetas parecían que luchaban por salirse de él. Sergio, Luís e incluso el novio de mi hermana, que ya se podía quejar, no podían disimular mirarme el escote, el más descarado era Luís. Me encanta ser el centro de atención y notar como los chicos me miran disimuladamente detrás de sus gafas de sol.

Jugábamos a las cartas, los chicos se ponían ciegos ante los 3 monumentos que tenían delante. Cuando nos levantábamos para ir al agua, ellos disimulaban sus erecciones boca abajo en la toalla. Así se quedaban atrás y comentaban el espectáculo que era ver contonearse nuestros cuerpos yendo hacia el mar.

Éramos muy malas con ellos, les pedíamos que nos echaran crema, cada una a sus respectivos, sabíamos que eso les calentaría. Así matábamos el tiempo, pero el sábado siguiente a la semana de estar allí, pasó algo que cambió mi vida.

Después de comer, se echaron la siesta todos menos Luís y yo. La costumbre era echarse un poco o, a veces, bajar a la piscina del complejo. Los que no nos echábamos casi siempre éramos Luís, Sofía y yo, pero hoy Sofía estaba descansando para la noche. En contra de lo habitual Luís y yo nos fuimos a la playa, solos, cogimos las cosas y nos plantamos allí en 5 minutos. No sabía lo que me esperaba esa tarde.


- ¡¡¡Esto está hasta el culo de gente!!! -dijo Luís

- Ya, es que la otra playa está un poco lejos...

- Conozco una cala nudista, a 10 minutos de aquí. Por supuesto, no hay que hacer nudismo, no todo el mundo está en bolas. ¿Vamos dando un paseo?


Luís conocía bien la zona, sus padres tenían un chalet cerca. Yo accedí sin pensarlo mucho; quizás el morbo de estar en una playa nudista me empujó a hacerlo. Nunca antes lo había hecho. Si me lo hubiera pedido otro chico, no hubiera aceptado, pero con Luís, ¿qué podía pasar?


Al llegar me sorprendió la poca gente que había. Era una playa pequeña pero acogedora y ciertamente no todos iban desnudos. De hecho poca gente lo hacía. Nos tumbamos a tomar el sol, cuando pasó por delante un nórdico impresionante completamente desnudo. He de reconocerlo, para estar relajado, tenía el aparato muy grande. Me hizo gracia un detalle, sólo llevaba unas gafas de sol.


- ¡Vaya pedazo de polla! -dijo Luís.

- No seas vulgar... -dije como si no me hubiera percatado.

- Ahora me dirás que el tamaño no importa...

- Pues no, lo importante es el cariño... (No me lo creía ni yo misma)

- Pues a mí si me gusta que las tías tengan las tetas grandes.

- Pues Sofía no es que las tenga muy allá...

- Sofía me encanta como es y con ese culo que tiene me vale. Lo que digo es que si pudiera escoger, la elegiría con unas peras grandes, ¡¡¡como las tuyas!!!


Debí de ponerme a juego con mi bikini, roja como un tomate. Sabía que bromeaba, pero yo me pongo roja en cuanto me halagan un poco. Siempre ha habido muy buen rollo con Luís, es muy bromista, y él sabía como ponerme roja como nadie.


- Que por cierto, a ver cuando me las enseñas.

- Pues creo que eso no será nunca, enséñame tú lo tuyo, ¿no te jode?

- ¿El qué?, ¿esto? -dijo apuntando hacia su bañador- Yo te la enseño si me enseñas tus peras luego...

- No seas crío... -dije mientras buscaba el agua como loca para sofocar el calentón- Sabes que me da mucho corte y no es plan de...


Juro que me di la vuelta un segundo para coger la botella de agua de la bolsa y al volverme, ¡¡¡Luís estaba desnudo!!!


- ¿Ves? No pasa nada... -dijo con naturalidad.

- Creo que esto no esta bien. Tápate Luís.


No me di cuenta pero no podía apartar la mirada de su polla, no estaba nada mal, no era como la de Carlos pero sí más grande que la de Sergio, y eso que mi novio no estaba mal dotado. La tenía en semi-erección, mis pezones se pusieron duros al momento.


- Me voy a bañar... -dije acalorada por la situación.

- Espera que voy contigo...


Y vino detrás de mí, en pelota picada, como vino al mundo. Bueno, como vino al mundo pero algo más desarrollado. Ya me entendéis.


- Creo que me tienes que enseñar algo... -dijo con soniquete

- Ni de coña...

- Fuiste tú la que sugirió que te enseñase la polla.

- Es que no puedo, ¿que le digo a Sergio?

- No tienes por qué decírselo.

- ¿Y Sofía?

- Tampoco.

- Pero es tu novia, y mi mejor amiga. Pídeme otra cosa, lo que quieras... -Todavía no sé cómo le pude decir eso.

- Está bien, si no quieres enseñármelas, déjame que te las toque. Ya sabes que el culo te lo he tocado muchas veces, pero las tetas no.

- No puedo, ¡¡¡eso es peor todavía!!!

- Tómatelo como un favor. Las de Sofía son muy pequeñas...


Pegué un suspiro profundo mientras barajaba todas mis opciones. Era Luís, el de toda la vida. Me había tocado el culo muchas veces, pero esto no era lo mismo.


Eran mis tetas, ¡¡¡mis tetazas!!! Sólo de pensarlo me excitaba, pero al pensar en Sergio, no quería hacerlo. Le miré. Allí tenía a mi amigo Luís, ese rubito tan guapo, metido en el agua totalmente desnudo a un metro de mí. Al fin y al cabo, yo también le había incitado.


- Tienes 30 segundos.


Su cara se iluminó. Se acercó, se colocó detrás de mí y cuando me iba a soltar la parte de arriba del bikini...


- ¡¡Espera!! vamos donde nos cubra. Hasta que el agua me llegue por encima de las tetas.

- ¿Aquí te parece bien?

- Sí, recuerda que 30 segundos, ¡ni uno más!

- Vale, tómatelo con calma, que estoy un poco nervioso.

- Yo también, no te jode... ¿O te crees que esto me pasa todos los días?


Me puso las manos en la cintura, las fue subiendo hasta el ombligo, se estaba recreando en su suerte, el muy cabrón. Fue subiendo, hasta que llegó a las tetas. Las rozó suavemente para ponerme los pezones duros. ¡¡¡Como si no fuese suficiente con la temperatura del agua!!!


- Mmmm...

- 30, 29, 28...


Me agarró con cuidado las tetas por encima del bikini.


- Que gusto... -me susurró.

- Venga, date prisa. No me lo hagas pasar mal.


Tiró del sujetador hacia arriba y mis pechos quedaron desnudos bajo el agua. Situó sus temblorosas manos sobre mis tetas duras. Las tocó, amasó, aplastó, hizo círculos, las juntó, las subía y las bajaba, se entretuvo con mis pezones... Con el venir de una ola se pegó a mí, y noté su polla dura y desnuda rozando mi culo por encima del bikini. Una corriente sacudió mi cuerpo, aquello me estaba gustando...


- Te quedan 10 segundos.

- Vale tranquila, déjame un poquito más por favor. Joder, que tetas mas duras tienes, son mejores de lo que pensaba.


Era todo nervios. Mientras me sobaba las tetas me acordaba de mi novio, pero no podía dejarle parar. Lo estaba haciendo de maravilla. Nunca le había puesto los cuernos a Sergio y aquello era lo más parecido. Pensé que por dejarle tocar las tetas no podía pasar nada.


En esto, una ola hace que me caiga un poco hacia atrás. Mi mano derecha se colocó ella sola sobre su caliente y dura verga. Estaba totalmente tiesa y me asusté, eso me hizo reaccionar.


- Bueno, se acabó.


Le quité las manos de golpe y me coloqué el bikini. Sin decirle nada me fui a la toalla, sin mirar atrás. Él tardó un poco más, seguro que se masturbó en el agua, porque salió con la polla todavía morcillota, pero más relajado. Aparte de lo excitada que estaba, en mi cabeza no paraba de pensar en Sergio, era un manojo de nervios. En el camino de vuelta ninguno de los dos dijimos nada.


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Capítulo 4 - Cómo solucionar tus problemas de conciencia


Esa noche convencí a Sergio de que no quería salir y nos quedamos en casa. Estaba preocupada por lo que había sucedido con Luís, quería contárselo pero no me atrevía. Todavía me duraba la calentura de la playa. Con el recuerdo aún en mi mente del sobeteo bajo el agua, tenía que hacer algo para desahogarme y no sentirme mal. Algo que compensase a Sergio de alguna manera, pero sin que él se diera cuenta de que algo me rondaba la cabeza. Algo que limpiase un poco mi conciencia y quitara la imagen de Luís de mi mente. Al menos, por un espacio de tiempo.


- Túmbate en la cama, y no digas nada. Si no salimos, tendré que compensarte...


Me fui despojando poco a poco de la escasa ropa que llevaba, contoneándome al ritmo de una música que sólo sonaba en nuestras cabezas. Empecé por la camiseta, la estiré despacio hacia abajo, para que Sergio pudiera ver mi canalillo. Sabía que él tenía debilidad por mis tetas, y eso me gustaba, me siento muy orgullosa de ellas.


Vi que Sergio se acomodaba en la cama para ver el show, o quizás era que se estaba excitando. Pegué la camiseta hacia atrás para que se me marcasen todavía más mis pechos y él se pusiera más nervioso. Cómo me gusta jugar con él. Crucé mis brazos por delante y empecé a enrollar la camiseta hacia arriba, lentamente. No llevaba sujetador y mis pezones se habían erguido con el roce. Sergio empezaba a sudar, y ni siquiera le había tocado.


Seguí levantando la camiseta justo hasta la altura de mis rosados pezones, para que se pudiese recrear con la base de mis senos. Lo que habría dado él por tener una cámara de vídeo en ese momento. Desde la cama me miraba, parecía suplicar con sus ojos:


- "Súbetela más, quiero ver tu cuerpo desnudo, y lo quiero ver ya".

- "Está bien" -pensé.


Me despojé completamente de la parte superior, haciendo una leve parada cuando pasaba por la cabeza, para que viera caer mis rizos sobre mis pechos, y que alguno, graciosamente, se metiese por mi canalillo.

Tiré la camiseta al suelo y comencé a masajearme las tetas y a hacer círculos sobre mis pezones. Sin dejar de sobarme la teta izquierda, empecé a chuparme el dedo índice de la mano derecha. Sabía que eso le iba a gustar. Quería que se hiciera una idea de lo que iba a venir después.


Con el dedo húmedo, comencé a recorrer mi cuerpo en dirección sur. Me metí la mano dentro del short y empecé a acariciarme mis labios y, con los dedos ya húmedos, me froté con cuidado el clítoris. Empezaba a estar verdaderamente mojada. Llegué incluso a jadear con aquella pequeña masturbación. Teníais que verle la cara, tenía los ojos como platos.


Me abalancé sobre él, con el short todavía puesto, y le besé en la boca con pasión, rozando mi lengua con la suya. Me encanta como me besa, sólo con su lengua ya consigue ponerme a cien. Me estaba calentando demasiado, mis pezones empezaban a dolerme de lo duros que estaban y entendí que era el momento de dirigirme hacia otras partes de su cuerpo, por el bien de los dos. Deslicé mi lengua fuera de su boca, repasando el contorno de su rostro, desde la barbilla hasta llegar a su oreja derecha. Allí le susurré:


- Shhhh, no digas nada, hoy no. No sabes cómo me pones. TE DESEO.


Fui bajando desde su oreja, despacito, chupando su cuello, en dirección al ombligo, desabotonándole la parte de arriba del pijama entre besos. A medida que iba bajando, pude notar como su respiración se aceleraba. Mientras iba bajando, besándole su pecho y sus marcados abdominales, algo se movía bajo mis desnudos pechos. Era su miembro, que empezaba a endurecerse y a palpitar, al ritmo de mi corazón, bajo el pantalón corto de su pijama. Cuanto más abajo iba, más duro, más caliente.


- Parece que alguien necesita algo de cariño por aquí abajo. -acerté a decir con una pícara sonrisa en mi boca.


Comencé a bajarle su pantalón corto, quedando al descubierto su apetecible falo. Soplé sobre su sonrosado capullo, para excitarle más, como haciéndole saber que estaba allí, a sólo unos segundos de metérmela en la boca. Yo le miré, y él me miró. Asentí con la cabeza y empecé a besarle y a lamerle la punta.


Sentía que quería que se la comiera ya, pero iba a hacerme desear un poquito más. Extendí mi lengua y empecé a escribir con mi saliva una W sobre el cuerpo de su pene. Primero hacia abajo, luego hacia arriba, otra vez hacia abajo y, finalmente hacia arriba, terminando en el orificio de su glande. Parecía desesperado, pero al mismo tiempo estaba disfrutando viendo como su novia lo llevaba hasta límites insospechados.


Coloqué mi cabeza sobre su miembro erecto, abrí la boca y descendí, metiéndome los 17 cm. de polla de mi novio hasta el fondo, muy despacio, eso sí. Puede parecer difícil, pero si colocas bien la lengua y la garganta, puedes meterla hasta el fondo y seguir respirando por la nariz. Sentir su verga caliente dentro de mi boca es una sensación sin igual. Ya no lo iba a desesperar más.


Empecé a comer su polla de arriba a abajo, acompañando con la mano a mi boca en el movimiento. Aquello nos estaba gustando a los dos y ambos lo sabíamos. En apenas un minuto, Sergio estaba casi a punto de explotar, pero aquello no había terminado. Saqué su pene de mi boca y lo coloqué entre mis jugosas y perfectas tetas. Con mis manos junté mis pechos y sujeté su miembro por delante para seguir con el movimiento de vaivén. Él estaba a punto y yo quería que se corriese en mis tetas. Era algo que me encantaba y él lo sabía.


- Sergio, me voy a tumbar y me vas a follar las tetas. Quiero que te corras en mis tetas. Quiero que te corras ya.


Aquél día en la playa me había cambiado. ¡¡¡Le dije a Sergio que se hiciera una cubana con mis tetas y que se corriera en ellas!!! Estaba irreconocible, lanzada, pero era lo que necesitaba en aquel momento, y así se lo hice saber.


Sergio empezó a temblar de excitación y, junto a un leve gemido de alivio, soltó todo su amor sobre mí y sobre mis tetas.


- Cariño... -dijo jadeando- Es, con diferencia, la mejor mamada que me han hecho en la vida.

- Lo sé... -sonreí.

- Te quiero, mi amor.

- Yo a ti también.


Aquella imagen de Sergio corriéndose de aquella forma en mis tetas, no se me borrará de la cabeza nunca en mi vida. Creo que hasta tuve un pequeño orgasmo cuando explotó en ellas y vi venir el chorro hacia mí. Fue fantástico. No volví a pensar en Luís en toda la noche.


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Espero que os haya gustado, y si os habéis quedado con ganas de más, no os preocupéis, que el quinto capítulo está escrito y listo para publicar.


Que durmáis bien...


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2 comentarios:

Gui-J dijo...

"...Puede parecer difícil, pero si colocas bien la lengua y la garganta, puedes meterla hasta el fondo y seguir respirando por la nariz..."

Creo que con una frase así no se necesitan comentario... ¡¡DEGENERADO!!

BlackMouth dijo...

Por lo menos sé que alguien lee lo que escribo.